La Beata Madre Carmen en tiempos de cuaresma

Publicado el 26-02-2020 en Caracas, Venezuela


En la cuaresma la beata Madre Carmen Rendiles instruyó a sus hermanas con este pensamiento:

"Entramos en la Santa Cuaresma, preparémonos para acompañar al Señor en su ayuno y penitencia por la conversión de los pecadores. La Cuaresma es un tiempo de gracia que nos da nuestro Señor para aplicarnos los méritos de su Pasión, Muerte y Resurrección, es decir, para que muramos con Él para resucitar con Él." Ideario Madre Carmen Rendiles numero 316.

La Cuaresma es un tiempo litúrgico muy importante, que nos prepara para la Fiesta de Pascua. La Cuaresma toma su nombre del número cuarenta, que en la Sagrada Escritura es un tiempo de preparación y travesía. Tiene una duración de 40 días desde el miércoles de ceniza hasta el inicio de la Semana Santa el Domingo de Ramos. Los 40 días reflejan el tiempo que duró Cristo en el desierto (Mt 4, 2), tiempo en el cual fue tentado por Satanás pero nunca fue vencido. Precisamente Cuaresma nos ayuda a vencer las tentaciones del mal, que buscan apartarnos del camino de Cristo. Si observamos, el enemigo buscó tentar a Cristo de tres maneras: tentándolo sobre el dominio de su cuerpo, sobre la confianza en Dios y sobre las el apego a las riquezas del mundo.Pero Cristo mismo lo derrotó y por ello se nos invita a practicar distintas formas de penitencia como el ayuno para dominar nuestro cuerpo, la oración para fortalecer nuestra confianza en Dios, y la limosna para desprendernos del egoísmo y ayudar al prójimo (Mt 6, 1-18).

Este tiempo está enmarcado en la conversión, en el cambio de vida, dejar atrás el pecado y enderezar nuestro camino.  Lo más importante de la Cuaresma es que sea un tiempo que de verdad nos ayude a prepararnos mejor para vivir la Pascua. San Pablo nos ayuda a comprender el sentido cuaresmal:

"Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. Estas cosas provocan la ira de Dios sobre los rebeldes. Ustedes mismos se comportaban así en otro tiempo, viviendo desordenadamente.
Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras" (Col 3, 5-8)

Por tanto debemos aprovechar este tiempo que nos recuerda que necesitamos permanentemente convertirnos al Señor, que es su gracia la que puede movernos y hacer que cambiemos. ¿Qué tenemos que cambiar? Es lo que pediremos al Espíritu Santo en este tiempo, para que nos prepare y ayude. El desierto representa esa intimidad con Dios, ese lugar en que al oído podemos escucharlo sin el ruido del diario vivir. 

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