Celebración en El Tabor de los 113 años del nacimiento de Madre Carmen Rendiles

Publicado el 11-08-2016 en El Tabor, Estado Miranda


Con motivo de los 113 años del nacimiento de Madre Carmen Rendiles (11-08-1903), actualmente en proceso de beatificación, en la Casa de Retiros  “El Tabor” el día jueves 11 de agosto a las 7.00 am tuvo lugar la celebración de la Santa Misa pidiendo por su pronta beatificación. Fue presidida por el padre Jonathan González. Durante la homilía el padre destacó el temple de esta mujer e invitó a los presentes a elevar a Dios una oración especial pidiendo por su pronta beatificación.

 En el transcurso del día las hermanas participaron en dos charlas sobre la amistad de Madre Carmen con Dios. La primera: El hombre capaz de Dios (Cant 1,4-5). En su sentido espiritual, fue una exposición sobre la constancia de Madre Carmen en la práctica de las virtudes.   La segunda: El alma en busca de Dios (Cant 1,6-7). Permitió conocer sobre el anhelo de Madre Carmen por Dios y sus cuidados para no perderle de vista. Madre Carmen para que sus debilidades humanas no obstaculizaran la obra de Dios en ella fue fiel vigilante de su  juicio y voluntad propias, teniendo como arma protectora, ser muy cuidadosa con la obediencia.

En horas de la tarde y por los jardines del Tabor el rezó del Santo Rosario y los cantos llenaron el ambiente pidiendo por la misma intención. Pero en los jardines no terminó todo. A las 5.30 p.m. y reunidas nuevamente en la sala de conferencia de la casa, se realizó un conversatorio con una gran riqueza espiritual. Las hermanas, destacaron virtudes y otros aspectos sobre los que querían adquirir mayor conocimiento de las virtudes de Madre Carmen. Estuvieron sobre la mesa: la fortaleza y vigilancia personal con que manejó su juicio y voluntad para dar gloria a Dios con sus acciones; la alegría constante, a pesar de las adversidades, el desprendimiento de todo para centrar su alma en Dios y desde allí amarlo todo; su constante oración, ya que de allí tomaba las grandes decisiones y calmaba sus ímpetus e inquietudes para estar totalmente en las manos de Dios y no dañar su obra, para finalizar se habló de su abnegación, sencillez y otras virtudes.

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